Mundo
Entendido desde el amor, es lo más hermoso, desde el lugar en el que, Dios le da la oportunidad a nuestra alma, de evolucionar y dejar un lugar mejor al que era antes de que llegásemos a él. Pero al igual que en el libro del Génesis, en el mundo, Dios permite la existencia del mal; siendo Satanás el principal agente de éste y de la oscuridad que ha generado y sigue generando hasta nuestros días.
Satanás no actúa solo, se sirve de múltiples agentes alrededor del mundo, siendo sus favoritos, los lobos disfrazados de ovejas; mismos que adoran y buscan constantemente puestos de poder para controlar y manejar a las masas, con un objetivo específico: Que el mal y el sufrimiento colectivo perduren sobre el mayor número posible de seres humanos. Satán odia al hombre porque sabe que es la creación más preciada de Dios y por ello, su único objetivo es y será siempre, arruinar al hombre; llenarlo de desesperanza y sufrimiento, con el fin último de hacerle perder la fe y la confianza en Dios. Que el hombre se olvide de la vida como el máximo regalo de Dios para la evolución de su espíritu en la luz, es el máximo triunfo que satanás puede obtener para sí mismo, pues de eso vive y se alimenta.
Sus agentes favoritos para lograr este preciado objetivo, se encuentren infiltrados en las más altas posiciones de poder político, económico y social. Siendo la gran mayoría de políticos alrededor del mundo, quienes juegan un papel fundamental en su operación. También adora el manejo de los medios de comunicación/redes sociales; donde predominan la desesperanza, el odio y la oscuridad. Todo contenido que se salga de estos parámetros, para mostrarnos un poco de luz y esperanza, recibe nula difusión.
Sin ser sus agentes más importantes (pues estos ni si quiera son visibles para la gran mayoría de la población mundial) la gran mayoría de políticos en el mundo, son sus piezas favoritas en su juego de ajedrez. Porque a través de ellos Satán le promete a los más necesitados “una vida mejor” “menos pobreza, más seguridad, bien común, paz y prosperidad”. Y los humanos solemos creer todas estás mentiras y ponemos nuestras esperanzas de una vida mejor en las criaturas más nefastas posibles. En los sistemas políticos y a través de la historia, podemos encontrar honrosas excepciones a esta regla, incluso en la actualidad; pero en general, ese sistema está y estará podrido siempre, porque no tiene nada que ver con el bien que Dios quiere para nosotros, ni para nuestra existencia humana, ni mucho menos, para nuestra trascendencia espiritual.
¿Qué hacer entonces?
Busca tu felicidad en el día a día, ama a tu prójimo como a ti mismo, logra en tu vida y en tu entorno, el mundo mejor que quieres dejar cuando te vayas de él. El arte, es una herramienta hermosa para lograr contactar con nuestra humanidad, incluso puedes tener experiencias espirituales a través de ella. Busca a Dios, contacta todo el tiempo con Él en tu alma, porque es ella la que vino al mundo por la gracia de Dios y usó nuestro cuerpo para habitarlo por un tiempo determinado y finito.
Ama, ama una y otra vez, aunque el mundo y la oscuridad que en él habitan te griten al oído que el amor no existe. El amor es la fuerza más poderosa que mueve al mundo.
Dios es amor y entendiendo eso, Él nos está dando la herramienta más poderosa para llenar el mundo de luz y de esperanza, aunque para ello debamos convivir con legiones malignas, de oscuridad y desesperanza. Si vivimos en el amor, nada ni nadie podrá derrumbarnos,
Tememos en nuestro espíritu, todo lo necesario para lograr una vida feliz y dichosa, incluso en las tormentas, encontraremos la forma de ver hacia adelante y seguir derramando amor y esperanza en aquellos que lo necesiten. No pongamos nuestra felicidad y nuestra esperanza en nada ni en nadie más que en Dios.
Hagámoslo nuestro mejor amigo y siempre encontraremos la luz y la esperanza para vivir en el mundo. El mal es más ruidoso, visible y escandaloso que el bien; pero jamás será más poderoso, porque la base del bien es el amor y el amor es la fuerza más poderosa del mundo
Dios permite el mal en el mundo y nos permite a nosotros experimentarlo en diversas formas o momentos a lo largo de nuestra vida, para que lo busquemos a Él y caminemos juntos hacia la luz, la paz y el amor para poder hacer del mundo un lugar mejor.
Cuando olvides esto, recuerda en qué concepto tenía Jesús a los gobernantes y lee entre líneas este pasaje del evangelio:
Marcos 12, 13–17
“En aquel tiempo mandaron a Jesús unos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. Vienen y le dicen: Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar? Mas Él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea. Se lo trajeron y les dice: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Ellos le dijeron: Del César. Jesús les dijo: Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios. Y se maravillaban de Él.”
Aquí nos está dando la clave para alcanzar la trascendencia espiritual de nuestra alma en la tierra, nos está diciendo dónde encontrar nuestra verdadera felicidad: En Dios y en su amor. Aquí nos enseña que lo verdaderamente importante es invisible a los ojos, porque se encuentra dentro de nosotros: En nuestro espíritu.
Así que la próxima vez que quieras poner tus esperanzas de una vida mejor en un gobernante o en político, lee nuevamente este pasaje evangélico y retoma el verdadero propósito de tu alma: El amor.
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